Los robos y actos de vandalismo en los panteones no es un problema nuevo, y por más que las familias de los difuntos o los vecinos de las colonias cercanas denuncian, el Ayuntamiento de Guaymas no ha decidido contratar personal para la vigilancia nocturna.
“Me da mucha tristeza cuando llego y veo que hacen destrozos, hasta a la puerta del panteón le robaron un ala. Mi horario es de día, me retiro a las 3 de la tarde y se queda solo el panteón”, dijo Gabriel Samayoa, encargado del camposanto durante el día.
El mausoleo de los cuatro Franciscanos fue atacado en 2017, cuando desconocidos forzaron la puerta y ocasionaron destrozos, sin embargo, lo volvieron a hacer hace varios meses para dejar el lugar sin vidrios y sin la base del altar.
Llama la atención que en ese lugar hay una placa colocada por un hombre agradecido, que en diciembre de 1989 dejó el siguiente mensaje: “Padre Francisco, gracias por ayudarme a terminar mi carrera profesional. Atentamente Carlos Machado Castro”.
Ese panteón tiene una gran cantidad detumbas vandalizadas o abandonadas porque ya no hay familiares vivos, pero el impacto que genera ver el mausoleo destruido es más fuerte, ya que se encuentra a mano izquierda de la entrada del predio (junto a la barda), y se caracteriza por su alegría cada Día de Muertos, en que algunos fieles van días antes para adornar con papel maché, calaveritas de azúcar, frutas y palomitas de maíz, que era uno de los alimentos favoritos del Reverendo Padre Martín Gates, enterrado ahí desde el año 2000.
En el mismo lugar están los restos de los Reverendos Francisco Navarrete y Guerrero (1948), José Garibay (1974) eIgnacio Valencia (1992), y los que fallecieron en los años siguientes descansan en el panteón Héroes Civiles, al norte de Guaymas.
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